El arte cristianismo es el arte religioso del
cristianismo, las obras de arte inspiradas por sentimientos religiosos
cristianos, o creadas para ilustrar, suplementar y representar en una forma
tangible el mensaje cristiano.
la rara facultad de conservar en estado de
absoluta sinceridad cien años de la historia del país; los cien años de mayor
esplendor, lujo, ambición, extravagancia y también buen gusto. La conserva como
la naturaleza conserva los fósiles, sin querer, sin cuidado y sin propósito.
Algunos son embriones de futuras ruinas; otros ya son escombros adultos. Una
vieja tradición islámica dice que las ruinas son el hogar favorito de los
genios. Por eso a los salvadoreños asusta el centro de su capital. Pero si uno
escucha con atención los susurros de esos espíritus verá como ante sus ojos
toma vida un pasado preñado de ensoñaciones pero incapaz al fin de burlar las
exigencias de la naturaleza, los dioses y el alma de los hombres.
La ciudad es una de las más antiguas de Centroamérica
y al igual que sus hermanas ha sucumbido numerosas veces a las catástrofes
naturales. San Salvador conserva sin embargo vestigios de su pasado colonial,
restos de fachadas Novo hispánicas, mesones con decoración mudéjar y la
configuración de sus calles y sus plazas a base de cuadrículas exactamente
alineadas con los puntos cardinales según el plano cósmico de Marco Vitrubio
impuesto por el emperador Carlos V. En
la década de 1880 la propiedad compartida (comunal) y la asociación religiosa
entre iguales (cofradía) fueron abolidas y con ellas el último fundamento de la
organización social indígena. Una exquisita droga empezaba a ser consumida de
manera masiva en las antiguas metrópolis. La producción de café requería cierta
inversión tecnológica, tierras ricas y de altura, abundante mano de obra y una
cuidadosa aritmética en la organización del trabajo. En cuanto las modernas
élites salvadoreñas aprendieron a neutralizar la jurisprudencia indígena (no
debió ser fácil convertir el ocio en una actividad delictiva.
La apuesta dio los frutos esperados, la élite
burguesa se amplió enormemente y rindió su peculiar homenaje a la ciudad. A
partir de los primeros años del siglo XX pocos espacios del centro pasaron sin
ser renovados en los nuevos estilos modernistas. Cada vecino asumió la tarea de
rivalizar con el contiguo en creatividad, capricho y fantasía. El movimiento
que en su conjunto se conoce como Art Noveau en El Salvador se convirtió en un
abigarrado desfile de formas y colores unas veces con claras reminiscencias
mediterráneas, centroeuropeas, anglosajona o asiáticas y otras claramente
latinoamericanas o exclusivamente locales. Durante los años 30 y 40, las
huellas dejadas en San Salvador por los nuevos estilos internacionales como el
Art Decó sirvieron para marcar el ritmo ascendente de la maquinaria moderna. A
finales de los años 50 El Salvador se convertía en el tercer exportador mundial
de café, el país más industrializado de toda la región y el más visitado por
los turistas. La revista Nacional Geográfico hacía públicos unos malabares
estadísticos que convertían El Salvador en el mejor lugar del mundo para vivir.
El país atraía grandes inversiones de capital estadounidense junto con
sofisticada maquinaria industrial y los mejores medios de transporte. La nueva
promesa de una verdadera “Revolución Verde” propiciada por la agroindustria
(fertilizantes y pesticidas derivados de los petroquímicos) encontró en El
Salvador.
Moros cristianos de El Salvador. El baile de los historiastes o de moros y cristianos
es quizá la expresión cultural más antigua de El Salvador.
Existen menos de 50 lugares que "bailan la
historia", ubicados en su mayoría en el occidente del país. Detrás de la
extravagancia de sus máscaras y vestidos, se esconde una compleja estructura
que mantiene vivas ricas tradiciones indígenas, disfrazadas de costumbres
cristianas de El Salvador. La
música de pito y tambor ha venido pasando de oído a oído y de generación en
generación desde antes de la conquista. Y hasta el siglo antepasado se remontan
los escritos que han sido copiados y conservados en San Antonio Abad, al oeste
de San Salvador por el "ensayador" o "enseñador", don Celio
López.
Moros y cristianos de El Salvador son costumbres muy íntimas de nuestro querido
país es así como nos reconocemos internacionalmente por esas culturas creadas
desde hace mucho tiempo es así como es parte fundamental de nuestros hábitos
para ser más centrado en esas creencias, En
Santiago Texacuangos se origina una de las danzas más representativas de El
Salvador y Centroamérica, la danza de moros y cristianos, también conocida como
la danza de los historiastes.
Muchas cosas han sucedido a lo largo de los
años, que las comunidades indígenas prefieren danzas, cantos, mitos y rituales
como actividades privilegiadas para transmitir una parte de sus conocimientos.
La historia completamente real no está en un libro; se traslada de generación
en generación y se renueva cada ciclo al presenciar las actividades que dan
testimonio de la riqueza de nuestra cultura.
En la danza, cada grupo se presenta con un rey,
(el moro y el cristiano), ellos dirigen su cuadrilla, en la que participan seis
embajadores y un gracejo.
La danza representa una lucha entre los turcos
que deseaban poder y ganar la guerra, los cristianos se oponen, y escenifican
en cada lapso de la danza las luchas a filo de espadas. Al concluir se logra un
entendimiento y surge una hermandad entre moros y cristianos. Una tradición
popular, es un conjunto de acontecimientos históricos y sociales que se transmiten
de generación en generación y se practican en grupo en un pueblo o comunidad.
Con quinientos años de vida, la danza de Moros
y Cristianos, es la tradición más antigua y popular en El Salvador, tiene
muchas variantes en la forma de presentarla depende del lugar de donde procede,
usualmente es en el Occidente del país en donde se llevan a cabo con motivo de
las fiestas en honor al patrono del lugar.
A diferencia de otras danzas tradicionales, la
que nos ocupa este día, se caracteriza porque es conocida con diferentes
nombres, entre otras: Danza de Moros y Cristianos; Los Historian tés; La danza
de la conquista; La danza entre el Bien y el Mal. Antes de la llegada de los
españoles, los diferentes grupos étnicos que habitaban el Reino de Cuscatlán
(hoy República de El Salvador), poseían una mentalidad mítica, es decir, su
visión de mundo sólo se la explicaban desde la perspectiva religiosa.
De ahí que sus prácticas estaban llenas de
gestos y ritos mágicos-religiosos, en íntima relación con la naturaleza, y de
tipo zoomorfo para la que ofrecían sacrificios como un tributo o compensación a
sus favores, a través de los cuales mostraban un sentido muy armónico y ético
de sí mismos y su entorno, tanto social como natural, Las
prácticas indígenas estaban, además llenas de superstición, dependencia divina
y hechicería. Esta visión
mítico-religiosa de mundo-ser humano, estaba ligada a las diferentes manifestaciones
artísticas. La cultura del
conquistador prevaleció sobre la del conquistado, quien en muchas ocasiones se
quedaba asombrado ante tan innumerables novedades, que no le dio tiempo de
reaccionar a su favor, quitándole todo cuanto valía como cultura y relegándolo
a una dependencia y menosprecio de su propia identidad.
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