sábado, 25 de abril de 2015

Cuál es la verdadera identidad indígena Salvadoreña

El tema de identidad indígena  siempre en nuestro país ha estado “pueblos indígenas”, “pueblos originarios”, “poblaciones tribales”, “indios”, “pueblos autóctonos”, “primeros pueblos” , y otros. Aunque en El Salvador son muy pocos los que aún se pueden llamar indígenas, en el mundo son un grupo social que suma más de 370 millones de personas distribuidas en más de 70 países. Habitaron estas tierras, que ahora llamamos salvadoreñas, mucho antes de la venida de los españoles. Con su trabajo y sudor han contribuido a la construcción de este país. Con su sangre han escrito algunos de los capítulos más tristes de la historia salvadoreña. Su lengua ha enriquecido con numerosos vocablos y topónimos al español que todos hablamos cotidianamente. Su sangre corre por las venas de la mayoría de salvadoreños gracias al mestizaje salvaje del que fueron víctimas durante la conquista y colonia españolas, que se prolongó con los criollos en tiempos de la república. Sin embargo, la Constitución de la República nunca los reconoció. Es decir, el Estado salvadoreño los ha ignorado desde su fundación. Siempre han sido un pueblo invisible, no porque no se ven, sino porque nunca han contado para el país.
El Salvador sobre la homogeneidad de la población y, por lo tanto, el rechazo a la diversidad étnica y cultural. El término “pueblo” se utiliza para referirse tanto a los pobladores de una aldea pequeña como a los habitantes de un país entero. El “pueblo estadounidense”, por ejemplo, incluye a todos los ciudadanos de aquel país del norte. Pero el pueblo estadounidense está formado por otros pueblos que tienen características propias y que por lo tanto forman un grupo social que, aun siendo parte del crisol estadounidense, mantiene su identidad. Los amerindios, por ejemplo, son parte del pueblo estadounidense pero forman, étnica y culturalmente, un pueblo propio; es decir, un grupo social propio, diferente de los otros grupos sociales (étnica y culturalmente hablando) que conforman la gran nación estadounidense. Cuando en El Salvador los partidarios del concepto de nación como una sociedad homogénea, en términos lingüísticos, étnicos y culturales, se oponen a la existencia de grupos minoritarios con características propias, están tratando, como se ha hecho históricamente en el país, de borrar de un plumazo la existencia de todas las minorías, quitándoles su identidad y, por lo tanto, quitándoles la posibilidad de exigir sus derechos como grupo social.

Desafortunadamente, nuestros pueblos indígenas han perdido casi todas las manifestaciones tangibles de su identidad, como la vestimenta, la religión y el lenguaje, que encontramos en otras poblaciones indígenas alrededor del mundo no en todas. Esto no quiere decir, sin embargo, que han dejado de existir como pueblo. Cualquier antropólogo que haya trabajado con los indígenas salvadoreños sabe lo difícil que es identificarlos y diferenciarlos de otros grupos sociales. Ser difícil no significa ser imposible. En realidad, estos criterios no son válidos ya que, debido al mestizaje, el color de piel moreno lo tienen tanto indígenas como ladinos, y la pobreza en este país es generalizada.
Es imposible comparar a los indígenas contemporáneos con los indígenas del tiempo de la conquista y la colonia. Ni siquiera podemos compararlos con los indígenas que participaron en el levantamiento de 1932. Esa cultura ya no existe. Los indígenas de ahora poseen sus propios rasgos culturales, en gran medida similares a los del resto de la población debido a un prolongado sincretismo cultural. De la misma manera, la cosmovisión es una visión de mundo compartida por todo un grupo social, que sirve para explicar la realidad, tanto física como espiritual. Es decir, la cosmovisión ya incluye los valores de un pueblo y su espiritualidad, La contradicción sería tratar de que el indígena cristiano, o musulmán o judío se convirtiera a una religión indígena (sin nombre). Semejantes pretensiones nos podrían llevar a la adopción de visiones identitarias perversas, racistas, como la supremacía aria. La diversidad cultural que el Estado debe apoyar y promover en la sociedad es la tolerancia, el respeto y la comprensión de otras formas de ver la realidad, de otros estilos de vida, de otros idiomas, de otras costumbres, de otras religiones, etcétera. Todos somos salvadoreños pero todos somos diferentes. Puedo pertenecer a un pueblo indígena sin dejar de ser salvadoreño, y puedo ser salvadoreño sin pertenecer a un pueblo indígena.
En segundo lugar, y con base en la discusión anterior, lo que el Estado debe hacer es reivindicar a los pueblos indígenas, para hacer eso se necesita Obviamente no hay recetas prefabricadas. Cada sociedad tiene su propia historia y cada pueblo tiene sus propios derechos que reclamar. En el caso de El Salvador, a los indígenas se les negó el acceso a todos los beneficios de la sociedad moderna que el Estado podía proveer, como educación, salud, vivienda y trabajo digno. El efecto de esa negación de derechos ha condenado a los pueblos indígenas a estar, en su mayoría, bajo la media nacional en prácticamente todos los indicadores de desarrollo socioeconómico.
Además, la negación y folclorización de lo indígena provocó la negación de su identidad y, por lo tanto, el abandono de sus creencias, costumbres, idioma y todas las manifestaciones culturales que los identificaba como pueblo.
Es decir, no basta parecer indígena o autoproclamarse indígena. Hay que sentirse indígena y ser aceptado por los demás indígenas como tal.


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